LOS 37 DE MATHIEU
Pasó justamente un mes, treinta y un días exactos, parecía que estaba todo minuciosamente preparado; pero todo fue fruto del azar. Tenía...¡no!, ¡debía olvidar toda aquella historia! Primero, uno a uno, los nueve números del teléfono, eliminados de todas las memorias. El sigilo era necesario, tenía que abandonar su vida de puntillas, si armar mucho escándalo, de esa manera, se aseguraría que la fiera no se despertase. Se alejaba poco a poco, sutil y elegantemente, pese a que en el manual de los besos no venga este capítulo. Los siguientes pasos vendrían a continuación. Aprovechó los barnices del estudio para embriagar a su cabeza y forzarla al olvido. Verde oliva para el cerebelo, naranja sarraceno subiendo por el bulbo olfativo.... Así, fue girando la cabeza hacia adelante, sin mirar atrás a los ojos de la Medusa; sordo, ante el canto de la sirena. Hoy es día treinta y sie te. Por fin.