A mis veintitantos
Por estas fechas y como cada año, es típico a la vez que
tópico, hacer una lista con las cosas que he hecho, tendría y tendré que hacer cuando se acerca otra vez mi
cumpleaños; en este caso caen 27, que es una edad bastante estúpida, no son 30
ni son 25, es tierra de nadie, ni A ni B, ni blanco ni negro, ni Barcelona ni
Real Madrid, ni Kas ni Fanta y un largo etcétera.
Ya he cumplido con la soberana tontería de tener que plantar un árbol, escribir un
libro y tener un hijo, a saber, dos puntos:
Tengo plantas en casa con las que juego al Dr. Frankestein
haciendo injertos y resucitándolas, eso cuenta como plantar árboles.
Hace dos años, con ayuda de Ediciones Mis Padres, publiqué
una edición de los mejores relatos de este blog, eso cuenta como escribir
libro.
Tengo unos cuántos hijos e hijas adoptados por las calles 4,
5 y 6 de la piscina, aunque en ocasiones no se diferencie quién es el “pater
familias”, esto cuenta como tener un hijo.
Aunque en realidad mi objetivo es formar parte de los
servicios de inteligencia en plan Capitán América para que me inyecten
adamiantum en la sangre, tener
branquias, hacer una máquina del tiempo/espacio, volver a correr 101km en 12
horas, atravesar España corriendo (factible)…
Pensarás que el párrafo anterior es una tontería, pero es
mejor que desear lo que todo el mundo quiere, además en esas líneas hay cosas
que se han hecho ya, otras para las que queda muy poco, técnicamente y por
estadística es todo posible, puestos a pensar, pensar a lo grande.
Se lo dije a C. hace unos cuántos párrafos, nosotros estamos
dos futuros por delante del ahora.
Somos de otra pasta, tengamos diez y tantos o veinte años y
algo.
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