Y eso, eso de viajar a las estaciones, que sí, que decían que se podía, y vaya si se puede. --- Verano, como aquel día, cuando el sol, en todo lo alto, te hacía la ola en pleno mes de agosto. Y tú, elegante, oliendo a ganas y a brisa marina. Verano, como aquel día, ya con septiembre florecido, que me tiré sin red a todos tus acantilados. --- Y que sí, que no hace falta billete, bueno, sólo de vuelta. La cigarra y su hasta luego, el grillo, vuelva usted pronto, Y eso, que se viste el otoño, de kilómetros y de sábanas, de atardeceres y de cero tristezas. Otoño, la segunda primavera, triste para el que no se sabe divertir, y ese fresco que invita al abrazo y al meñique. --- Los días breves, las ganas y sus auroras, invierno en nosotros, pero ese invierno de Buenos Aires, ese diciembre con calor de verano, con postales de agosto. Ay, qué poco dura el sol, pero que bonita la luna en tus ojos. ¿Y la primavera? Vamos a encontrarla. ¡Va loca de soles y loca de trinos!
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