A la sombra de tu fuente
Quedaron el domingo por la tarde, aprovechando que los domingos son para eso, para dar una vuelta y soportar de alguna manera el tedio. Valladolid en domingo es aún más gris que un lunes o un martes, los restos de la fiesta se mezclan con paseos y horas muertas, dando lugar a un cuadro con una patética mezcla de colores y formas. Sin saberlo, Moisés, el mediano de los Escudero, repetía lo que han hecho casi todos los vallisoletanos, pasear su amor por el Campo Grande; esos paseos de media tarde chuleando de zagala delante del palomar, robando besos a la chavala de turno con el ángel de la fuente convertido en confidente de piedra. Le costó dios y dos santos mártires engañar a su padre para salir a dar una vuelta, pero con la excusa de acompañar a la tía a las novenas, el pater familias, capillita y beaturro, cedió mansamente. El verano al lado del Pisuerga no da tregua, arremete sin piedad a más de treinta y cinco grados, sólo cuando el páramo deshace el día, las gentes de esta ciudad,...