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Mostrando entradas de julio, 2020

Luna de Aria

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Aria tiene pocos meses, pero desde que era muy pequeña siempre ha soñado con una cosa. Se imagina que la luna es una gran gominola y que sabe a fresa. Aria quiere ser astronauta y tiene un cohete precioso hecho de cartón. Es el mejor cohete del mundo mundial. Aria tiene una mamá que cuenta cuentos por las noches. El pirata en la isla del helado. El cuento del pájaro Perico. La historia del bosque de las trufas. Las aventuras de Paula en la ciudad de los juguetes. El hada de la cascada de almohadas. Todo para que Aria se duerma y sueñe bonito. - Tú eres mi luna Aria, en pequeñito - le dice mamá cuando besa su frente de nieve. Y Aria se duerme y sueña que da un bocado a la luna. Los lunes le sabe a Kinder. Martes y viernes a melocotón. Pero todos los días le sabe a nubes. Aria es pequeña pero es muy fuerte. Es tan fuerte... Tan valiente... Tanto que  a veces salta al espacio y se queda en algún asteroide feo o en algún satélite escacharrado. Rápido llega el

Breverdades

Me quedo siempre un ratito mirando el cauce del río. ¿de verdad aún no sé dónde va a parar? No, no lo sé, cada segundo de corriente es una historia de agua. --- No sé dónde he dejado las gafas. He vuelto a limpiar el yogur y a tirar la cuchara a la basura. Las llaves del coche están también de fiesta. Sí, soy un hombre de rutinas. --- La gente curiosea en la piscina con mis tatuajes. Yo curioseo porque no llevan. --- Tengo horarios. Pero lo del sol me parece muy fuerte. ¿Ha pensado alguna vez en salirse de la empresa? --- El espejo del ascensor me da unos pisos para identificarme. El del sexto tiene que estar aburrido de verse tanto. ¿Sabrá el del primero quién es él? Vivo en un tercero, la medida justa para el ego. --- Los autobuses vacíos me dan siempre mucha pena. ¿Tristeza por un trozo de hierro? Nadie piensa en el conductor. Seguro que se muere por transportar historias Suena: Piazzolla - Libertango

Corrientes circulares

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Hasta las aguas mansas se volvieron temblorosas. El canto del vencejo tronó más bello que nunca. Estruendo del horizonte. Y aquella canción de Sidonie que se repite en bucle. El cielo se parte en dos. En tres. En cuatro. En sesenta trozos. En sesenta rayos de sol y en sesenta colores diferentes. Lucha de gigantes. Morfeo contra la luz. La noche eterna. Y otra vez suena Santi Balmes. Bendita la guerra infinita del día a día. La batalla más bella jamás contada. Y el llanto amargo del sol, en el sótano de su horizonte. La pena más bonita nunca pintada. Separados para siempre. Amor infinito. La luna, ¿por qué esta pena? El sol, ¿cuál es mi pecado? Y un cosmos que se afana en su bondad, para que el día menos pensado, sean uno. Y otra vez la canción de Sidonie en bucle.

Jubilee

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- ¿Lo de siempre? ¿mejor algo más suave? - ¿En serio? - Vamos amigo, tu cara es un poema. - No están bien las cosas Al, no están bien. - Aguanta las lágrimas, me voy a servir un trago contigo, camarada. Phillies era el maldito mejor bar de toda la cuarta. Se salvaba el lugar de tragos de Peckys, más abajo, pero cerraba a las nueve. Phillies era especial. El maldito mejor bar de toda la cuarta, no cerraba nunca, tampoco si tenía la verja echada. - No están las cosas bien aquí arriba Al. - Te huelo desde hace años amigo, no tienes que contarme nada, DEMONIOS, hemos visto la sangre manando el uno del otro. - Me arrepiento de haber aceptado la paga del gobernador, soy un sucio traidor. - A ti. - Claro, a mi. Dinero por callarme, si me viera mi abuelo, que en paz descanse. Pégame Al. - No. - Pégame, te lo pido por favor hermano. Entre lazos de sangre, duele más el privar del deseo a un hermano que la más sonora y dolorosa de las bofetadas. Pacto entre caballeros. De

Plomo

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  Si, lo volvería a hacer. Aunque los trámites en el juzgado y el papelón cuando lo del divorcio es la parte más pesada de todo esto. Pero sí. Lo volvería a hacer.   Y todavía hoy mi hermana, tiene el coraje de decir que he aguantado poco, que si el amor lo puede todo, que si citas de la biblia y libros del Coelho, el tío más almibarado del mundo. Coño sabrá ella y el otro.   Me viene a dar consejos una señora, porque es una señora, de treinta años con pintas de cincuentona de las malas, con cuatro hijos que se pasa el día en casa. Sabrá ella lo que es amor, que se casó por moda.   Que me digan a mi lo del amor, que dejé todo en Vancouver para venirme a no sé que sitio de Minnesota. Todo es todo. TO-DO   Y de esto han pasado ya veinte años.   En Silver Bay estoy bastante bien, la verdad sea dicha, no es Canadá, no es la misma manera de ver la vida, pero bueno, ya me he hecho un hueco.   Pero yo soy de la hoja de arce, eso si que lo llevo en la

Sobre mí (otra vez)

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Nunca había pensado en volver a ponerme con el teclado y aporrear letras hasta construir algo más o menos sensato. Pero nunca digas nunca. Ojitos me ha empujado un poco, bendita culpa la suya (asias bebé) --- Tengo un par de cajas con papeles, papelotes y papelitos; tickets, recibos, facturas; hasta servilletas con berretes de chocolate, en el que más o menos he ido apuntando alguna letra. Puedes apreciar en la foto que lo de los berretes viene de fábrica. Reconozco que estos relatos me los he ido quedando para mí. No sé, quizás no era el momento de volver al ordenador. También un poco de pereza. Ah si, y que estaba en un momento lineal de la vida que me tenía un poco alejado de mi vida real. ¿El momento es ahora? Bueno, estas cosas se sienten. Si. Chi. Ti. --- Poco más que añadir. Ha pasado de todo desde la primera vez que me puse a darle al relato. Y todo bueno, incluso los esguinces de corazón. Tengo treinta y cinco bien llevados. Con alguna cana. Pero quiero