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Mostrando entradas de noviembre, 2010

PEQUEÑAS COSAS GRANDES

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Retazos al compas de un humeante café de otoño en senectud. Retorno. Apareces al alba, con la niebla en turno de mañana, la ciudad vuelve a presentarse ante ti, vestida de blanco, como una novia coqueta; la has echado tanto de menos ... Suena Castilla. Calma sonora la del agua del Pisuerga, baja melancólico, cosas del otoño. Despierta de su camastro de hielo y rocío, despertando a Valladolid con el barrunto del caudal sobre las piedras. Los puentes abren sus ojos, las farolas dicen hasta mañana. Terapia en vaso. Paseas con la chica del hielo, contando las nubes que se esconden tras la niebla del alba; recuerdas letras de bonitas canciones, conviertes la calle en un diván de piedra tallada por la palabra. Las letras se mecen de un lado a otro, buscando acomodo de un abrigo a otro, os sentís bien. La chica de al lado. El vapor del café agiliza el verbo, es fácil ahondar en las almas cuando exploras a golpe de cucharilla. De fondo, La Buena Moza, vigía de tus secretos, m

LUNA SOLEDAD

Eran buenas tardes cuando he salido de casa pero ya pensaba en las buenas noches. Me puse mis más simples galas y me armé con bolígrafo y papel en busca del sol de noviembre con idea de convertirlo en marcapáginas. Pensé en auparme hasta lo más alto del Reino de los Mallos, dejarme absorber por el vacío, agarrar al sol por uno de sus abrasadores rayos para hacerlo papel y palabra. No es justo dejar al calendario sin un atardecer, por lo que he optado seguirle hasta el ocaso y allí darle forma. He cargado la mochila con muchas letras, para convencer al sol, mediante los versos, de que se transforme hoy en letra y en buenas noches. He seguido al sol por el Ebro, a esas horas ya era una marioneta del cielo, de rayos tibios, de calor extraño. Vigilo al sol, se disfraza de fuerte ante la gente, pero yo ya lo conozco, sé que le queda poco para que se haga frase de hoja en blanco, queda poco para que se haga "buenas noches". Necesito eses para el sol. Abro a Pessoa por

EXTRAÑOS HABITANTES DE LAS ACERAS

Viernes de otoño, casi invierno. Aún con la sintonía de "Si amanece nos vamos" en la cabeza... A días las 4...las 5 de la mañana en duermevela. Es hora de atardecer un poco en nuestra alma, dar la vuelta a la piel y mirar hacia el interior. La nochevieja esa de la que se habla por Sión con bastante frecuencia. La parada es necesaria. Noviembre diciendo adiós poco a poco, pero esta entrada tendría que ser más propia del mes de junio, el trajín de estos últimos 60 días han hecho aparecer a deshora a la Teoría de los Interciclos . Resumir dos meses en unas líneas es prácticamente imposible, ¿cómo valorarlos?, con la emoción. Ha dado tiempo para replegarse una y otra vez sobre los propios ejes, para tapizar divanes, dejarte sorprender; una mezcla de sentimientos y sensaciones idóneas para la expansión del yo. Y un nudo en el estómago que mañana se desatará a 3 metros de profundidad. Todo esto es muy complejo de entender, los vaivenes del alma y del espíritu son díf

Pequeñas grandes cosas.

La pregunta, por gracia del azar, se ligó al sino de ese día, pese a que pudo parecer una pregunta idiota. Era sábado, este último del diez, en el que robamos una hora a Cronos, venían de comprar de la Plaza, serían las seis de la tarde, tarde más, tarde menos. ¿Qué vas a hacer con el viejo? Tan sólo es un cepillo de dientes, pero exportó esa pregunta más allá de las cosas sencillas, se volvió a preguntar lo mismo, pero con la interrogación cerrando preguntas algo más complejas. Hizo una lista con las cosas que había tirado esta semana por hacerse viejas, con el sentimiento de culpa comenzando a desbordar por el bolsillo. Se acordó de las zapatillas, de la maceta de resina, de la suerte reciente del cepillo azul, pero también se acordó de los nombres de la agenda, de las llamadas no devueltas que había tirado, de los cafés que no serán nunca más cafés. Pasaron caras y cuerpos, abrazos y manos, holas y bocas, despedidas y besos; segundos hechos carne, dejados de la mano de