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Mostrando entradas de octubre, 2011

Tres, ventanilla.

Soy un hombre de costumbres, sí. Me levanto todos los días a las siete de la mañana, lo primero que hago es coger un rotulador rojo que tengo encima de la mesilla y tachar el día anterior, después, tranquilamente, cuento los días que quedan hasta acabar el año. Después subo la persiana hasta la mitad, hice una marca en color negro para no pasarme de la que creo  es la altura justa y abro la ventana hacia la derecha, es una ventana corredera de doble cristal, roto por un lado,  que da a un patio de luces al que apenas me asomo, no me interesa lo que allí se respire. Pasados diez minutos de las siete de la mañana, me preparo un café con una cucharada de azúcar y enciendo el canal uno, el único que hay, el que sólo da noticias. Llevar una vida ordenada puede rozar la obsesión, pero no me importa lo que piensen, es más, creo que a la sociedad le iría mejor si fuera como yo. En el comedor soy igual, también en misa e incluso cuando juego al bridge con mis compañeros del al

Los días rotos.

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-¿Lo...lo has hecho tú? -Sí -No tengo palabras, ¿cómo? -Es fácil, coges unas revistas, tijeras, pegamento y echas unas cuántas tardes, ah bueno y mucho cariño. La pausa se hizo muy larga, pero no importaba, en esos momentos no existían los segundos, ni las horas, todo se iba deteniendo poco a poco con el paso de las hojas del calendario. -No me lo podía esperar - le dijo mirándolo a los ojos-, un año entero, un calendario con todo "viernes" -Si...bueno...me figuraba que te iba a hacer ilusión. -Maldito John - dijo ella riendo - ¿por qué? -Por ti *** E.Hopper - Summer Evening

Viento de la costa

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No esperaba tu carta. Me vuelvo inmediatamente. Lo que más me intriga es saber cómo me has encontrado después de diez años, tampoco quiero saberlo, o sí, no lo sé, es estupendo, un regalo caído del cielo, bueno, en este caso, de la parte de Royal Mail. ¿De verdad vas a hacer todos esos kilómetros? Leo las líneas y las releo, una, otra y otra vez, mientras me doy una vuelta por el cabo, y no termino de creermelo, aunque, con el paso de los días, algo me dice que sí, que esto es verdad. Sigues igual de preciosa... Diez años, se dice pronto, pero bueno, los dos siempre hemos sido de jugar con los calendarios a nuestro antojo. Soy un manojo de nervios, sé que el día del reencuentro está cercano, tan pronto pasen dos cartas más y concretemos la fecha y lugar para inventar una máquina del tiempo y perdernos en nuestro propio cosmos. Todo lo que dices y sientes es genial, sublime, grandioso...no lo sé, me encanta, me encanta y me encantas, como siempre me has encantado.