SION

Hace ya unos años,   el primo que bebe fino   y el que escribe, creamos el concepto "interciclo"* Pequeños relatos, estos que siguen, dedicados al alba del último lunes del mes de agosto, penúltimo amanecer. Tiene razón l a mujer del diván , cuando habla de la añoranza a tu ciudad.... Cicerón Madrugas, como de costumbre, en busca de los últimos amaneceres, sólo quieres guiar al sol durante unas horas, mostrarle la ciudad, contarle leyendas del Pisuerga, para que vuelva con ganas de más el año que viene. Silenciosa compañía Se repiten las mismas caras y a las mismas horas, no eres el único cazador de atardeceres que sale bien de mañana para seguir los pasos de su presa desde que aparece por levante. Es una afición que requiere poco y de la que obtienes una bella recompensa, y sin víctimas. La princesa del río Te parece entrañable la delicadeza y el mimo que pone la dama, dedica sus amaneceres a cuidar de los patos. Saca de una bolsa de papel unos trozos de

Tu madre se ha quedado un poco más atrás con tu hermana y Jesús, viven en un estado de no estar, se les acaba de marchar media vida. Nos ha costado mucho encontrar tu último deseo, suerte que Irene nos dijo que alguna vez, en secreto, se lo dijiste. Aquí estamos, contigo, como lo vamos a estar siempre. No me creo que todo esto esté pasando, sobrevivo gracias a los tranquilizantes, y la terapia del Dr. Izquierdo, nos lo recomendaron desde el colegio de psicólogos. Ya no nos queda nada, hemos perdido todo lo que teníamos, ¿para qué queremos seguir viviendo sin que estés tu a nuestro lado?. Tú madre, tu hermana, tu amor, yo...nos hemos convertido en ceros a la izquierda de la existencia, queremos irnos contigo, que nos abrasen el alma y que nuestra vida sea polvo gris, que se escape entre los dedos, igual que tú, que te nos acabas de ir. He perdido la fe, ya no creo en nada, bueno, sólo creo en que no quiero decirte adiós, es un hasta ahora, mi mayor deseo ahora es irme de est

Mañana de verano en Cape. Pero, no era un día cualquiera. Eleanor sonreía, al fin.

¿Acaso no es nuestra existencia un jardín de venturas y parabienes? ¿Son reales?¿Son tangibles? La duda, la eterna duda, a la par que necesaria. Reflexiones en colores sobre la obra magistral del Bosco. El conjunto pictórico se nos presenta ordenado de mayor (el jardín del edén) a menor (el infierno), entendiendo mayor, cómo el estadio ideal en el que debería de habitar una persona, atención, "debería". Pasa el tiempo, y pasa renqueante, midiendo pausas y dinámicas, suficientes son los segundos para pararse a pensar en nuestro "ego". Creemos que nuestra felicidad habita en el jardín de las delicias, cuando, sin ir más lejos, la tabla de la izquierda representa el principio del fin, el epílogo del hombre. El Bosco, en esta impresionante obra de arte, representa el "id" y el "superego", pensamientos morales, éticos, pulsiones primigenias. Alrededor de los anteriores estadios, danza al son del alma la pátina del "ego". La fuent

La lírica hecha colores, palabras atrapadas entre óleos y pinceles, una cárcel de madera y lienzo para la expresión más pura de la vida, el arte. La vida, que se nos va, es el juego infinito del tiempo, que se divierte con nosotros. En un mundo preocupado por la búsqueda de la felicidad, aparecen pequeños oasis en dónde poder pararse para pensar en tonos grisáceos. Pensamientos casi negros, necesarios, que saben a fúnebre y a la vez son tan vitales...que ironía. Cristino de Vera nos invita a pasar en silencio a su espacio de paz, a emborracharnos con la luz de la metafísica que iluminan sus cuadros. Un ejercicio práctico de pensamiento lateral, no apto para mentes unidimensionales. La calavera, contemplando sus facciones en el espejo, la victoria de la tierra y del tiempo, la reducción al absurdo de todas las vanidades del ser humano, una esfera imperfecta de hueso, la materialización del alma, la muestra más pura de la esencia del yo. El espejo, sintetizando los deseos de qu

Atrapé uno de estos el sábado pasado, si, es una afición más de mi lista interminable, cazador de atardeceres. En ese momento no llevaba ninguna cámara, pero fue así más o menos. Sencillamente espectacular. Apareció por los cerros de Arroyo a eso de las 20.45 por la tarde y no tardé mucho en hacérselo saber a los seres especiales. Puede parecer simple, en teoría lo es, no es más que el típico paso del tiempo. O puede ser la ilustración en la bóveda de la senectud del sol, ¿acaso no hay cuadro más bello que este?. Un lienzo fugaz y caduco que tiene las horas contadas, hasta mañana, cuando alguien rompa el caballete y se líe a pintar otra muerte, no sabemos si igual, más o menos bella que la que nos ocupa. El deleite de este instante sólo está al alcance de personas con un severo entrenamiento en "pensamiento lateral", esa rama del raciocinio que nos invita a ver más allá de. Estoy cansado del pensamiento vertical, buscar en el otro lado de la frontera de la lógica

Los seres somos insoportables, partiendo de esta conjetura, elevamos a la enésima potencia nuestra hipótesis y tildamos de pesado todo lo que tienda a la levedad. El oficio de crear teorías aún no tiene estatutos, y puestos a pensar, pensemos libremente en nuestro propio mundo de burbujas y nubes rosas. La casualidad, esa gran amante de esas grandes historias de cada uno, ¿acaso no es casualidad que estemos viviendo?, basta con pensar en la respuesta para darnos cuenta de que la teoría de la probabilidad es la batuta de nuestro sino. Y de momento, entre las letras de Milan Kundera, pensaremos en que todo responde a un quizá, ¿que sería de mi vida si en este momento no estuviera escribiendo? ¿Que sería de la tuya si en este instante no estuvieras leyéndome?