REFLEJOS

"He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : 

sólo con el corazón se puede ver bien; 

lo esencial es invisible para los ojos."  

El principito

Dice la mujer del diván que, se nos da bien pensar en cosas etéreas, hablar del yo de los espejos es etéreo.

Nuestras vidas pasan por los cristales; de pequeños, ensimismados con los escaparates de fantasía; crecemos algo más, cambiamos los juguetes por lo último del panorama musical, el libro que acaban de traer, o las novedades de ese diseñador, deseos y anhelos de los que nos separan una simple transparencia.

Pasa el reloj, y la duda nos atrapa en el momento en el que nuestro cuerpo queda atrapado en un espejo, reflejando nuestras virtudes y nuestras miserias guardando una proporción áurea. 

Contemplamos nuestro ser y nuestro alma, sorprendidos, decepcionados, expectantes, contentos, en definitiva, una amalgama variable de sensaciones.

Ese momento es la perfección de lo etéreo, en el que, sin quererlo, nos empezamos a preguntar qué hacemos ahí o aquí y por qué; los sentidos se bloquean, todos, porque lo que se contempla no se ve con la vista, se siente con el alma, se siente el leve roce de la metafísica, el baile con la mística.
Se para el tiempo, y nuestro cuerpo se empieza a plegar sobre todos sus ejes, no hay nada ni nadie en ese momento, sólo estamos nosotros, el yo en estado puro.

Es un ejercicio, este de la contemplación del espejo, bastante arriesgado, dado que, podemos quedar insatisfechos con el reflejo que se nos muestra, ¿quién dijo miedo?, de hecho, si esto llegara a ocurrir, estaremos ante la oportunidad de evaluar nuestro paso por la existencia y dar los retoques necesarios.

La sorpresa siempre está ahí, milagrosamente, pues en el momento en el que perdamos la capacidad de asombrarnos, nos habremos muerto en vida.

Los cristales y los espejos nos persiguen, en casa, en los comercios, paseando, conduciendo, en el metro, en la pantalla del ordenador apagado; parece que la vida se preocupa por nuestra mejora continúa y nos propone una evaluación constante.

Pensar en etéreo me hace material.