Au bord d´une source

Una vez más el avión llegaba con cierto retraso. Cierto, esa palabra que lo mismo valía una hora como seis, pero en el Ferenc Listz cuando las nieblas se ponen, te invitan a sobrevolar el imperio Austro Húngaro hasta tomar tierra. Pero a él no le importaba, llevaba ni se sabe el tiempo esperando esos ojos; bueno, esperar no es el verbo, es navegar, navegar por esos ojos. Zoltan era una especie de ser humano habitante de lo que él llamaba, el multiverso, un concepto peregrino que salió de no se sabe que novela de ciencia ficción. Tras pasar por Bellas Artes y licenciarse con nota, empezó a dar clases de dibujo técnico a futuros ingenieros, esto le duró un par de meses, demasiado frío todo, muy alejado de lo bello del arte. Puso una academia en una de las salas de su piso, con tal éxito, que el piso entero acabo siendo un pequeño Parnasillo con más de cincuenta matriculados, de hecho hasta se permitía el lujo de tener empleados, estudiantes de último curso de la facultad que echaban una ...