Ojos caducifolios


- ¿y ahora qué?-
- Pues hija, ahora nada...cabeza alta y mirar para adelante.
- ¿otra vez?, siempre me dices lo mismo, ¡joder!.
- No puedes hacer otra cosa, sino te gusta lo que oyes, ya sabes...
- Bah...no me entiendes...nunca me has entendido.
- ...te conozco bien...son muchos años de amistad, te dejo que te pongas asi, es tu momento tormenta, asique me lo tomaré cómo una reacción típica y tópica de los humanitas.

Sara era toda una artista del disfraz, podía estar padeciendo un terrible huracán dentro de su cabeza, pero a la vez mojar a la gente con el aguilla que desprendía esa sonrisa de oro y diamantes que regalaba al mundo de vez en cuando.

Pese a todo, la discusión continuaba.

- Supongo que ahora te toca llorar, es lo que viene en el manual...-
- ¿manual?, ¿manual?...ese es tu problema...¿desde cuando los sentimientos siguen una norma?...te odio...te odio mucho - dijo Sara.
- jajaja...ya sabes lo que viene ahora Sara...3...2...1...¡ya! -
- Fu...vete....fuera de aquí... - balbuceó Sara al compás de las primeras lágrimas.

Una a una fueron colonizando sus bonitos ojos verdes.
Rebosaban cómo la última gota que colma el vaso.
Y fueron cayendo con una delicadeza sobre la almohada, que convertían aquel momento cargado de dolor en un espectáculo para los sentidos.
Más de una vez la habían dicho a Sara que era la persona que mejor lloraba en la tierra, un amigo suyo comparaba esos momentos con una lluvia de estrellas fugaces.
Otoño en su cara, finales de noviembre en sus párpados
Sara era joven, pero con varios mares de llanto navegados pese a su pequeña biografía.

- venga...tranquila...ya sabes que lo que viene ahora es mejor... -
- calla por favor... -
- 3....2....1.....piensa en ti, en él y en vosotros... -
- dejáme... - sollozaba Sara.
- Está bien, pero te espiaré desde la puerta -

Sara poco a poco fue haciendo caso.
Levantó poco a poco la cabeza.
Ojos hinchados de angustia, pero aún así, su cara de princesa seguía ahí.

- Al final te haré caso, como siempre... -
- jajaja...ya lo sé...anda, vete a ver a Santi, que te está esperando en el bar...por cierto, te ha dejado nueve llamadas y tres mensajes -
- Jo... - Sara sonreía levemente.

Sara siempre hacía lo mismo cuando soplaban vientos con nubes negras, mirarse al espejo.





*

Comentarios

mgs ha dicho que…
Sin palabras, no se que decirte...

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