Palabra de Dios (2) - Camino del seminario

La mañana amaneció fresca, lo normal en un día de verano campurriano.
Un verde fresco ilsutraba los alrededores de Layés, el monte se había vestido de chaqué.

Mientras desayunaban, Carlitos no podía dejar de mirar a su tío, algo que empezaba a ser un poco incómodo para el misionero jesuita.

- Carlitos, baja a por pan.... -
- Jobar, es que a mi no me toca... - replicó Carlos mirando a su madre.
- Anda que te acompaña el tío, y le enseñas la fuente nueva de la plaza - contestó su madre mirando con complicidad al misionero.
- Vaaaaaaale... -

Tío y sobrino, jesuita y aprendiz de aventurero, sacerdote y religioso con salacot, salieron del portalón, y no habían pisado el adoquinado de la calle cuando el tío Marcial cambió los papeles para ser él ahora el que interrogara a su sobrino.

- Carlitos...¿ya sabes lo que estudiarás dentro de dos años? - preguntó con fingido desconocimiento.
- lo que tú - respondió sin esperar un instante.
- ¿qué es lo que yo? -
- Cura de aventuras - contestó Carlitos sin pestañear.
- Jajajajaja...cura de aventuras, ¿y qué hace un cura de aventuras? - reía el tío.
- Papá nos dice que ayudas a mucha gente, que eres casi un santo porque estás muy lejos contando los cuentos de la biblia...y yo quiero hacer eso - confesó el pequeño.

Tío y sobrino siguieron de paseo.
Marcial Setién, ojiplático tras escuchar a su sobrino, no podía atender a las novedades que había en el pueblo, lo que había soltado Carlitos por esa boquita, la seguridad de esas palabras, no le habían dejado indiferente.
Mientras tanto, Carlos Setién se sentía aliviado, había dicho lo que tenía que decir, y a quién tenía que decírselo.

Tras comprar el pan y saludar a viejos amigos del pueblo, Carlos y Marcial Setién volvieron a la casona con un par de hogazas que apenas cabían en la bolsa de papel.
Hogazas campurrianas, pan de verdad, del que sabe a trabajo y tierra labrada.

Las dos de la tarde, buena hora para comer, presidiendo la mesa, una inmensa olla de cocido montañés, abundante vino y orujo de hierbas para bajar la opípara comida.
Con la tripa pesada, y los chavales remontando el monte para echar la siesta, Marcial y el matrimonio Setién aprovecharon para iniciar una animada tertulia a ritmo de café de puchero.
El tío inició el debate.

- He hablado con Carlos... -
- ¿y....? - respondieron al unísono los padres.
- Pues eso, que tiene en la cabeza grabado a fuego la idea de ser misionero -
- ¿cómo lo ves? ¿algo temporal...? - solicitó Manuel Setién.
- Hombre...el chico cuando habla despide ilusión...pero no sé si sabe del todo lo que conlleva entregarse a Dios... -
- ¿Hablaste con el Padre Cabarga? - preguntó la madre.
- Sí, vilo esta mañana en la iglesia y eche un vino con él...también ve al enano ilusionado, y en religión es de los más aplicados...tiene ya 10 años...no es un chaval, ya va camino de hacerse mozo...- dijo el tío.
-...tu dirás...-
- Hombre, este curso que viene podemos meterle en el Seminario menor de Santander, tengo allí aún buenos contactos, y a la vez que esté estudiando el bachiller se le empieza a preparar para iniciar estudios mayores dirigidos al sacerdocio...- aclaró Marcial Setién.

Se hizo el silencio en la mesa.
Lo cierto es que faltaban apenas dos meses para empezar las clases en Reinosa, y a los padres de Carlos no les parecía mal la idea dada por su tío, aunque sí un poco de temor, típico por otra parte, al ver que el polluelo volaba de casa hacia no se sabe dónde.
¿Eran las ensoñaciones aventureras de Carlitos Setién el reflejo de la realidad?
¿Parecía precipitada la decisión de mandarle a Santander tan pronto?

Esa misma tarde, los Setién al completo se sentaron a la mesa para comentar a Carlitos los planes que habían pensado para él.
Marcial Setién habló con Carlos antes de la cena.

- ...¿de verdad?...- dijo el enano.
- Sí, pero los fines de semana vendrás a casa, y el Padre Cabarga se encargará personalmente de tus progresos, para ser "cura aventurero" hay que estudiar mucho Carlitos...-
- Ya lo sé tío...-

Carlos dormía esa noche abrazado a su biblia.
Las sagradas escrituras ya no encerraban aventuras de leones ni de picaduras de culebras.








Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Esperando la segunda parte... y aquí esta no me ha dejado indiferente, la verdad que quiero saber si va a ver trecera parte :)
Se saldra de cura aventure o seguira fiel a su palabra¿?...

Un saludo
Diego ha dicho que…
Sí, habrá tercera parte...:-)
Diego ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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