¿Imposible?
- ¡Alto, policía!
Pero Gunnar seguía corriendo sin hacer caso a las órdenes de los dos guardias que le perseguían.
- ¡Deténgase, deténgase!
- ¡Alto, alto a la policía!
La persecución ya duraba más de cuarenta minutos por las calles de Oslo.
Gunnar llenó sus pulmones de fatiga.
Ya no podía más.
Tras la segunda tanda de avisos, los dos guardias abrieron fuego.
Dos disparos.
Uno a la pierna derecha, frenando la huida del asesino.
El segundo, en el epicentro de la espalda, el que le tumbó.
Y todo acabó en el puente.
Beltrán, mientras tanto, seguía atascado en el "érase una vez..." de su eterna novela.
- No puedo más, yo no valgo para escribir....
La noche y el sueño se apoderaron de su cabeza.
Optó por apartar la pluma y los papeles de la mesa.
Descansó hasta mañana.
Comentarios
"puede que si, que si sirva para escribir"