La paciencia

No hay cosa que más me guste que esperar la primera tormenta de la primavera.
Este es mi sitio y esta es mi vida, ver gente, infinidad de caras, de sentimientos , de acentos.
Ya podrán pasar miles de dólares por delante de mis narices, que yo de aqui no me muevo.
Sólo sé hacer esto, esperar.
Sarah me llama loco, pues si, si aferrarte a tus raíces y querer pasar el resto de tus días unido a tu tierra es de locos, efectivamente, hace tiempo que me olvidé de la cordura.
La quiero, ella me quiere.
Me niego, me niego rotundamente a abandonar mi vida, no quiero empezar a morirme en la ciudad.
Soy perro viejo, tengo la piel marchita por el paso del viento, me gusta el olor a gasolina en mi ropa, huele a mi.
Prefiero, sin dudarlo, terminar mis días unido a mi pasado, junto a mi silla, besando mi tierra.
Sé, mientras espero, que las primeras aguas de abril están próximas.
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