...NO MARQUES LAS HORAS...

Aprovechó todas las noches de aquel verano para mirar un poco al cielo, hacia arriba.
Furtivo, escondido entrte la sombra, con mucho sigilo y al son que marcaban las horas de la luna, se subía a la silla del guardacostas al dar las diez.
Dedicaba toda la noche a contar una a una las estrellas de la bóveda celestial, no sabía astronomía, apenas consiguió en esos noventa días, localizar a la osa mayor y su cría.
Él prefería crear constelaciones nuevas.
Hasta que dieron las doce del uno de septiembre.
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Imagen cedida por los ojos de la cámara de Jordán
Comentarios
Con la foto, se desliza mucho mejor la idea y sus palabras.
Un saludo.