LLANTO AMARGO EN LAS CANTERAS


Desde muy pequeña, Tasalia destacó por ser una chica muy bella, gentes venidas de todas las coordenadas de la península Ibérica, cruzaban ríos y sierras para alumbrar sus tristes vidas con la belleza de Tasalia.

Uno de los miles de campesinos que visitaron la casa de "la niña de las luces", emocionado por su visión y alzando mucho la voz, contó a sus paisanos la historia de la chica, mientras rascaba la tierra.
Satorio, padre de Sedea, no estaba de acuerdo con lo que el hombre del agro relataba, y pronto acudió a uno de los más sabios de Levante, para presentar a su hija y hacerse así con la tiara de la belleza íbera.

Mesión, sabio de Batea (Baza) y Tileo, erudito de La Alcudía, pactaron enfrentar a ambas piedras preciosas y dirimir de una manera más bien salomónica el trono de la belleza íbera.

El combate lo celebraron dos humildes escultores; el pueblo sería el juez y la parte que daría a una la vida y belleza de los íberos, y a otra la oscuridad y la muerte.
Tras dos días de juicio a las obras, las gentes alzaron voces de alabanza a la bella Dama de Elche.

Baza, su belleza y el desgraciado escultor, quedaron lapidadas en una increíble escultura que aún hoy podemos contemplar.

La ambición no entiende de tiempos.

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Probablemente esta historia jamás haya ocurrido....pero sólo probablemente.



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