Maitines

Pasear por la mañana, furtivamente, cuando por Renedo no ha salido aún el sol.
Las calles están de baja, menos una o dos, que montan guardia para los que gustan de madrugar.
Es domingo, hasta las doce o la una no despertará Valladolid.

Vas a la caza del último sol de enero, que se esconde entre gris de domingo; esperando arriba, más allá del canal de los almirantes.
Los periódicos aprovechan para engordar y darse un atracón a suplementos, es domingo.
Las calles, también las plazas, cogen fuerzas para el lunes, replegadas sobre los adoquines, con fuentes en secano entre tierras de grano y alfalfa.

Hay poca gente por las calles, calles que no hay, aparecen en nuestro camino gracias al imaginario, alguna vez, martes o miércoles, hemos pasado por allí.
Aprovechas para alcahuetear por las casas, aún sin vestir.
Domingo de invierno, que este año está raro, disfrazado a veces de abril.
Ejercicios espirituales de tapadillo, con la necesaria soledad de las primeras horas de los páramos.

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