Paraísos cercanos



¡Ay!, cuando el alma pasa hambre, marcha al mar,
agua de costa y de lluvia, pero la sed no cesa.
Oficio conocido, hoy en sábado, quitar y poner soles, entre máscaras y confeti.

Agua y más agua, en busca de otro atardecer, paraísos diarios pintados en el horizonte.
Viento con lluvia en el camino, el tren de los sábados no avanza, el reloj se va, se va y se fué.
Se fué con el sol, que se marchó al pasar el túnel.

Noche junto a la Barceloneta, con la brisa y las gaviotas acurrucándote.
Más adelante, con los sueños sin velar, aparece por levante medio trofeo.
Mañana coloreada de gris ficción y litros de celeste realidad.

Pasos con paseos en el Gótico, entre baldosas, flores y plazas de tebeo.
Torres hechas de pies, gigantescos cuentos de bruja, aquelarres de paisano al pie de la Seo.
Manos, veloces entre el hilo de hielo, abrigadas en la experiencia.
La paloma, preparando su revolución al batir de las alas.
Los artesanos, madera hecha juguete, metal para hacer piropos y papel para escribir besos.

Edén de atardeceres y chocolate por la mañana, con olor a sandía y naranja.
Mirando al mar.

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