La hoja de cuadros

Siempre me quedo cosas en el tintero, lo sé, lo que nunca he sabido es como empezar y eso que llevo probando más de dos años.
Con este ya van tres, tres y dos meses para ser exactos.

Ahora es tarde, las puertas del tren se han cerrado hasta el año que viene, o hasta dentro de no sé cuando, navidades o algún puente perdido, cómo ves, nunca sé nada, nada de nada.
Te he visto casi todos los días, hemos reído, también hemos medio llorado, han caídos dos sesiones de cine y como siempre, como siempre, no te he dicho nada de nada.

Quiero empezar a imaginarme que esto jamás va a suceder, el día que llovió tanto y te fuiste corriendo a cerrar las ventanas, te dejaste el bolso en casa, y bueno, no pude evitar explorar en tu vida para encontrar alguna pista que me mostrase el camino que termina en ti.

He pensado en empezar a olvidarme un poco de ti, pero no puedo, es un querer y no poder que me quita el sueño, literalmente.
Querer duele mucho;  no poder, va acabando lentamente conmigo.

Miro hacia atrás y ya no es verano, el tiempo ha pasado otra vez en blanco, me acuerdo mucho de ti, de los días en la playa, del sol, de los días de lluvia paseando muy despacito.

Confieso que la curiosidad de uno de esos días me pasó factura, no me olvido de la cara de ese chico, ese de las dos fotos que llevas en la cartera.

E.

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