DOMINGOS en mayuscula
No fue un día cualquiera.
Encaramos ya la cuenta atrás, quizá es un poco
precipitado, pero el pasar de las tres a las dos cifras es un hito, ha
transcurrido ya un mes y una semana, semana y algo de misión, la tónica es la
misma, está pasando todo muy rápido.
El domingo pasado tuvo lugar un acontecimiento que
no olvidaré, mi primera participación en una carrera fuera de España; lo
deportivo lo dejo para mi otro espacio, “180 pulsaciones”.
Justo el día en el que terminaban en Londres los
Juegos Olímpicos, en Eb El Saqui se disputaba su tradicional carrera de 6km,
colofón al “San Lorenzo” que se venía celebrando desde el día 9, casualidades
de la vida; un evento sencillo, pero que condensa los propósitos de Coubertain
hace unos cuántos cientos de años.
Ahí nos juntamos todos, Españoles, Hindúes,
Nepalíes, cristianos, maronitas, ortodoxos, chiitas, budistas; cada uno de un
padre y de una madre, dispuestos a disfrutar de una mañana de domingo
diferente; el objetivo era empaparse de lo que te contaba el uno, el otro,
maroto y el de la moto.
Los hindúes corriendo con esos bigotazos a lo
Sandokan, la disciplina extenuante del equipo Chino hasta para calentar, la
comunidad musulmana pidiendo permiso al imán para que el sufrimiento de la
carrera les compensase un par de rezos; un sinfín de historias.
Se demuestra una vez más la importancia del deporte
como herramienta de vínculo entre pueblos, comunidades y culturas; más aún en
el Líbano, tierra fértil a la hora de aunar gentes, ver pasar ideas y civilizaciones
a lo largo de los siglos.
Hasta final de misión tenemos dos citas más
aseguradas y una tercera en el aire, un 10.000 en septiembre y una media
maratón en octubre, ojalá se calmen los ánimos en Beirut y podamos ir a la
maratón el día once de noviembre.
Suerte del deporte, que levanta a pequeña escala el
ideal de sociedad.
En zapatillas y sudando la gota gorda nos entendemos
todos a la perfección.
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