Ahí, ahí es dónde la meseta se lo toma muy en serio, al norte y al sur, un mar de trigo envuelve toda nuestra llanura,, y el cielo, muy alto siempre, y es que los hombres de la siega no dejan de mirar arriba. Ahí, ahí es dónde el frío hizo el doctorado, y el Pisuerga, testigo de esos besos lanzados desde el puente Mayor. Ahí, dónde Delibes escribía a la solana y a la milana bonita, y Conchita Velasco nos volvía a todos muy ye-yes. Valladolid, con sus calles en mitad de las iglesias, que das un paso y aparece un crucifijo, si das dos, un Monte Calvario. Valladolid, incienso perfumando nuestra aspereza, buscamos refugio en las viñas del Duero, y brindamos por nosotros. Pucela, Pincia, Valladolid, te espera altanera y canalla, con esos aires de tuna tan de aquí. Para que, en ese juego de compartir, se fundan en uno las vides Riojanas y Castellanas. Vente, que le diremos hola al Conde Ansúrez, nos asomaremos a la torre de La Buena Moza, para decirle al sol que aún no se ponga por los pinar...
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