Rugidos

Yo no tendría miedo.
Pero para nada.
Valladolid te da, Valladolid te quita y te echa.

"En Valladolid somos así", cierto; nuestra historia, nuestros muchos fríos y muchos calores y nuestra...qué se yo...eso que hay en esta tierra, nos hacen ser como hay que ser en Valladolid.

Basta con mirar el paisaje, plano y austero, pero no por ello, vacío de belleza.
Carácter de Valladolid.

Las ciudades están vivas, te forjan, te acogen, te amoldan, y esa es una de las razones por las cuáles no hay que tener ningún tipo de miedo al futurible tripartito municipal que se nos viene en Valladolid.

La ciudad y su carácter terminará por sentar cátedra y emitir veredicto frente a la coalición que ocupará el sillón de la Plaza Mayor dentro de siete días.
Sí, ocupar.

En esta ciudad no caben ese tipo de trinidades eventuales, ni pensamientos tendentes a los radicalismos de izquierdas.
Basta con que toquen a la Semana Santa para que la ciudad, la ciudad, los eche.
Cuestión de carácter.
Idiosincrasia Vallisoletana, mire usted.

Van a poner de alcalde (en minúscula) a un señor que ha obtenido los peores resultados de la historia del PSOE en Valladolid y al que además no le quiere ninguno de sus compañeros de pacto.
Para hacérselo mirar.

Espero que la historia se cuente como debe, qué se estudie como ha sido De la Riva, sus polémicas declaraciones, sus salidas de tono y su, en ocasiones, poco tacto.
Acto seguido, que se cuente...contad como está Valladolid.
¡COMO ESTÁ VALLADOLID!


Lo bonito es contar lo malo que ha sido este señor, pero sin darse una vuelta por unas cuántas muchas ciudades de España; o ver como se pega con su propio partido por defender a capa y espada a la ciudad.

Envidia de ciudad y envidia de Alcalde (con mayúscula), que nos ha dejado Valladolid que da gusto señores y señoras.
Ya lloraremos.

De fuera vendrán, que bueno te harán De la Riva.

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