VertiGO

-Pues no lo entiendo
-Pues es bien fácil
-Pues para ti
-¡Vale! ¡Mia!

En casa de los Kowalsky tenían una sola misión.
Pero vayamos a unos miles de años atrás, cuando la segunda Nueva Era.

La Fundación, después de haber reconstruido lo que buenamente pudieron de la antigua Tierra, designaron a unas cuántas familias repartidas por el mundo para volver a poblar el plantea con recuerdos.
Con conocimientos.
Palabras.
Sabores, olores...
Canciones, animales.
Árboles y colores.
Todo.
Recuperar todo.

Así, en Nuevo León, la familia Uribarri devolvía a la humanidad todos los sabores del mundo desde México.

Los animales, todos, salían de una cajita que tenia Anneta Snöi en su casita de Bergen.

El Arco Iris lo guardaban los niños de la familia Bayebaye, dentro de un Baobab

Entre unas pocas familias, iban asegurando el nuevo despertar de la vida.

Las palabras,
Todas.
Todas las palabras, se volvían a forjar en el número 20 de Queens Bate, en Candem.

Henry y Prince Kowalsky tejian sin parar palabras y más palabras.
Kilig.
Da
Niet
Océano
Pintura
Todas las palabras.

-Ey
-Qué
-Faltan cosas
-Ya ya, pero hay tiempo...
-¿como te sientes haciendo esto?
-Vivo, muy vivo bro, y sospechosamente libre.
-Me está pasando igual tío.
-Mira mi pulso, ciento noventa.
-Me ahogo, abre la ventana  de una vez.

Libertad.
Corría por esa sangre joven.
Ansias de volar aún más alto.
Los piesitos en la ventana listos para emprender el vuelo, sin miedo al vacío.
Las bocas temblando sin acertar a poner nombre a esa sensación.
¿Eleuthe...?

A esa sangre burbujeante.
A ese cohete en busca del todo.
A esa gente que no piensa en nada.
Que sólo quiere vivir y vivir bien.
Y vivir bien.
Y vivir bien libre.

Libertad, que la escribieron con ele y acento en tu pe.




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