Izal, caramelos y una de radios.
Siempre es verano. Da igual que el calendario ya se vista con una colosal O de octubre. Da igual que el sol amanezca tibio y se acueste a las ocho sin ganitas. Eso sí, deja atardeceres de cinco estrellas en trip advisor. Siempre es verano. Siempre es verano en aquellas almas que así lo viven. No, no necesariamente tiene que hacer solecito e ir a la playa, pero a veces pasan cosas más allá de la típica sombrilla de playa o de la piscinita. Verano y septiembre es esa especie de tránsito entre un ciclo y otro, en realidad es el año nuevo de todos, aunque nos quedemos con la gaita de las doce uvas y el vestido de la Pedroche. Septiembre nos da nada más y nada menos que treinta días para hacer y deshacer lo de todo un año. Y a las doce de la noche de hoy, doce besos por guasap y pistoletazo de salida para un año que ya empieza. Septiembre, sí, pero vamos a irnos unos días atrás, justo cuando agosto se pone el pañuelico rojo y se pone bien perdidico de vino. Ahí también pasan cosas, a veces ...